Esto es NYC

Ayer vino la peluquera a casa. ¡Por fin me hago las mechas! Todo el mundo me decía que estaba bien, pero yo me empezaba a notar con el pelo como Shakira. Ahora me veo super rubia, pero imagino que en realidad estoy como siempre (aunque con el pelo mejor) y sólo yo noto la diferencia!!! Descubrí a esta peluquera gracias a Patricia. Me parece que ya os lo había dicho, pero aquí en las peluquerías cobran tipo 350-400 USD por las mechas! Esta peluquera me las hizo por un precio bastante más económico, así que si a alguien le toca venir a vivir a NYC y se le plantea la misma situación, que me pida el número si quiere.

Luego fuimos a tomar el brunch a Fig & Olive, en Meatpacking. Chuma y yo habíamos quedado con María y Giovanni. Tomé una variación de huevos Benedict (South of France Poached Eggs with Salmon) y para beber se pidieron una sangría que tenía muy buena pinta, yo un cocktail de zumos que me prepararon, que estaba muy rico. Nos gustó mucho el sitio y nos reímos un montón, hablando de música, actuaciones, etc.

A la salida, oímos Michel Telo y empezamos a bailar por la calle. ¿De dónde viene esa música? Miramos y era de un local que tenía un pintón! Allá que nos metimos. Dice María que conseguimos entrar porque Giovanni y yo íbamos un poco más arreglados e íbamos los primeros del grupo. Es posible. Aquí te hacen un chequeo a la entrada de los sitios un poco a lo Studio 54 (y eso que era por la tarde y no había nadie más para entrar). Nos metimos y eso era un Lavo II! Un restaurante con la música super alta, la gente bailando encima de las sillas, uno tocando un tambor, dos bailarinas medio desnudas,... Nos tomamos un cocktail (yo un Virgin Mojito, parezco LiLo salida de AA) en la barra y estuvimos ahí bailando. Fiesta a lo bestia a las 5pm!! Hubo un momento en el que vi una botella magnum de Veuve Clicquot con bengala. Se paró la música, sonido de alarma... y entre cuatro hombres llevaban a la camarera, vestida de ángel, tumbada, con la botella, como si fuera volando hacia la mesa que había pedido la botella.

Cuando salíamos del sitio (Beau Marchais), nos encontramos a Materazzi por la calle. Me mordí la lengua para no soltarle un "I<3 Zidane".

Nos separamos de Chuma, que había quedado con un amiga y nos pusimos a buscar un regalo para Emiliano. Emiliano cumple años el lunes y el sábado por la noche hacia una fiesta en su casa. Giovanni no venía al cumpleaños, pero aún así nos acompañó a por el regalo. Otra tarde hablando en italiano :)! Nuestra misión estaba un poco complicada: localizar en NYC la discografía de Lucio Dalla. María fue buscando posibles sitios con el iPhone e íbamos de uno a otro. Al final, probamos a llamar a Rizzoli y nada, así que optamos por hacerle otro regalo: le compramos un teclado wireless para el iPad. Como decía María, es lo típico que seguramente no te lo comprarías normalmente, pero que como regalo es una chulada recibirlo. Efectivamente, creo que triunfó.

Pillando un taxi

La casa de Emiliano está justo delante del hotel Gansevoort Park y es todo lo que uno se podría imaginar como apartamento neoyorkino: ventanas del suelo al techo, cocina integrada con el salón, con una campana extractora de humo, encimera y muebles impecables... y la música sonando del iPad conectado por wireless con unos super altavoces. Me lo pasé fenomenal en la fiesta. Cuando se fue mucha gente, acabamos subiendo al rooftop (la terraza del último piso del edificio). Íñigo me había dicho que había unas vistas espectaculares y cuando estaba con Patricia, en éxtasis casi, viendo el puente de Brooklyn, etc. Me dice Íñigo: "Creo que todavía no te has fijado en eso":

BUAAAAAAAHHHHH!!!! Hácía un frío tremendo a esas horas, así que nos volvimos al piso. Cuando ya quedábamos pocos, acabamos eligiendo canciones italianas y la novia de Emiliano, colombiana, o un amigo suyo las cantaban. Me acordé tanto de mi madre!!! Yo elegí Bambola, jijiji.

No he cruzado aún el puente de Brooklyn (shame on me), pero esto es NYC.