Laura dice que en sus últimos días va a morir matando. Después de unos días en Madrid, aprovechando el puente del 4 de julio para ir a la boda de Alberta (tan tan guapa!!), para estar con mi familia y mis amigos, ya estoy de vuelta en Nueva York y esta es la última semana de Laura. Disculpas por lo que he tardado en actualizar, realmente estaba KO cada día al llegar a casa. Ahora, quién se quiera poner al día, va a necesitar un buen ratito, porque voy a actualizar después de dos semanas casi.
Llegué en lunes vía París, donde aproveché la escala para comprar un botellón de Standard para la última semana de Laura en Nueva York. Vuelo tranquilo con peli para mi sola (¡cómo se notaba que no volaba con los aviones de Iberia!) y, lo mejor, llegar a Manhattan de nuevo: la vista del skyline cuando te estás acercando y atravesar con el taxi Central Park, de noche, con la ventana bajada y el fresquito del parque dándote en la cara. Con lo que he disfrutado en Madrid, ¡qué gusto estar de vuelta en Nueva York también!
Martes por la mañana de camino a la oficina...
El martes por la noche fuimos de despedida de María, aunque no teníamos muy claro que se fuera a ir de verdad. Fuimos a Ajisai, un japonés que descubrió María en Hells Kitchen con un sushi -y más cosas- riquísimo, de muy buena calidad, y genial de precio. Todo lo que comimos (no nos quedamos con hambre) y una botella de vino, $31 (con propina incluida). El sitio nos encantó y además está relativamente cerca de casa.
Luego nos queríamos tomar una copa. Pensamos en ir a Breeze, uno de los sitios favoritos de Giovanni, a por unos cosmolychees, pero estaba cerrado ya. Fuimos a su "hermano mayor", otro thai al otro lado de la calle llamado Yum Yum. Nos tomamos unos daiquiris de lichis y, al pedirnos un cocktail, nos invitaban a algo de comer: rollitos de primavera, edamame o dim-sum. Buen sitio para tomarnos algo antes de volver a casa!
¡Laura parece nuestra hija! |
Yum Yum |
El miércoles, a mediodía, fui a comer con las holandesas. No suelo hacerlo porque ellas comen a las 12am, pero son encantadoras y merece la pena hacer el esfuerzo de vez en cuando. Compramos algo en Zeytinz, al lado de Bryant Park y nos lo llevamos al parque.
Las holandesas me contaron que el día que me fui a Madrid en junio, a la hora de la comida, tuvieron una sorpresa en Bryant Park:
El jueves, fuimos a cenar a STK, en Meatpacking. Habíamos quedado con Marcello y Benjamin, pero al final Marcello se quedó dormido y a Benjamin le surgió algo en el último minuto y no podía venir, así que nos quedamos de cena mano a mano, a la que Laura me invitó. Ambientazo como es de esperar en Meatpacking. Tomamos tartar de atún, vieiras a la plancha y luego carne (Porterhouse), todo riquísimo, con vino blanco. Al final de la comida vino Jose, con su amigo Guille y otros amigos, que habían venido de visita a NYC. Estuvimos un rato ahí, intentamos luego ir a algún sitio a tomar una copa, pero acabamos yendo a casa.
El viernes, Jose organizó copas en su casa. Todos llevamos bebidas y Jose pidió unas pizzas (jalapeño & pepperoni, BBQ & premium chicken y otras opciones igual de sanas). Jose vive en unos edificios modernos en la 42, con vistas al río. Su apartamento está genial. Sandra, Jose y Ousman estuvieron pinchando música y cuando ya estábamos más animados, nos fuimos a Mister H, en el hotel Mondrian (del Soho).
Marcello, (yo), Laura, Oursman y Sandra |
Limpiando una copa en el suelo, con arte |
En Mister H, en la entrada, el mismo problema de siempre: ratio tíos-tías. Éramos tres chicas y cinco chicos. El puerta, ataviado con un delantal y un sombrero panameño, sólo nos dejaba entrar a tres chicas y tres chicos. Eso hicimos (Laura, Sandra y yo con Álvaro, Will y Ousman), con la esperanza de que al rato pudiéran entrar los otros dos (Marcelo y Jose). A los cinco minutos estaban dentro. Habían pedido a dos chinas que pasaban por la calle si entraban con ellos y a cambio les invitaban a una copa. A los dos minutos de tener ese problema en la puerta, Laura saludó a Ricardo, un nuevo-conocido, RRPP del sitio, que rápidamente nos invitó a su mesa, invitándonos a botella. Noche de darlo todo, aunque en mi voto de hacer vida sana "darlo todo" ya no implica beber (me pasé al agua tras la primera copa).
"this is not a brothel. there are no prostitutes at this address" - cartel al entrar, de bienvenida |
Con Ricardo, el RRPP |
Sandra & Will |
Álvaro |
El sábado tuve que madrugar. Había quedado con Vassilis en su hotel. Paseamos por el Food Court del Plaza, pero nos apetecía un "proper" (palabra favorita de Jose) desayuno, así que nos fuimos a Sarabeth a tomar el brunch a una hora de brunch de verdad.
La estatua de Colón está de obras - el edificio Time Warner de fondo |
Sarabeth, con Vassilis, Kristina & Gigis |
Después del brunch, estuvimos dando una vuelta. Fuimos a Saks, donde había rebajas hasta de un 75% en muchísimas marcas. Vassilis se compró unos zapatos y yo pensé pasarme por la zona de mujeres después de dejarle en el hotel (se iba a las 3pm), pero una vez que era la hora, prefería ir a casa a dormir siesta. Mientras yo estaba con Vassilis, Laura y Jose se habían ido a JG Melon a tomarse una hamburguesa-post-noche de fiesta y ya estaban en casa durmiendo, así que yo también tenía que descansar si quería sobrevivir el ritmo... y acabé durmiendo una siesta de 5h30!! Me desperté que no sabía si era día o tarde, con una sonrisa de oreja a oreja. Laura se había despertado un poco antes para ir a comprar una maleta y, aunque yo le había dicho lo contrario, prefirió no despertarme (lo que agradecí).
Anoche (el sábado) queríamos tomarnos una noche tranquila, para estar a tope el domingo. Volvimos a Ajisai, el japo de la despedida de María (que, por cierto, sí se fue). Esta vez fuimos con Ousman. Después de la cena, nos fuimos Laura y yo al hotel Mandarin a tomarnos una copa (Jose y Ousman se fueron a casa en vista de que no salíamos). Laura ya había estado y siempre me había hablado de este sitio. Los cocktails estaban buenísimos y el sitio está muy chulo. El Mandarin, uno de los mejores hoteles de Nueva York, está en Columbus Circle y desde el bar, en la planta 35 del edificio Time Warner, se ve Central Park y Columbus Circle. Hay que ir bien vestido, es bastante formal y muy agradable para tomarte algo charlando. Me encantó ir con Laura antes de que se fuera.
Vistas desde el Mandarin - aunque tenemos que ir con más luz también |
xoxo
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